¿Medicina o tontería: esperar una hora después de comer antes de nadar?
19 de agosto de 2014

Nada es más refrescante que un día en la piscina, el lago o la playa para combatir el calor del verano. Y así como la canción de Tiburón puede infundir miedo al agua, también lo hace la idea de meterse en la piscina justo después de comer. Todos recordamos a nuestras madres diciéndonos que debemos esperar una hora después de comer antes de nadar, e ignorar esta advertencia implicaba un peligro muy real. La idea detrás de esta advertencia es que la digestión de una comida copiosa desangra los músculos que se usan para nadar, haciéndonos más propensos a sufrir calambres en el agua. Esto podría causar un dolor tan intenso que no podremos usar los brazos ni las piernas y, finalmente, nos ahogaremos. ¡Una advertencia terrible, sin duda! Pero, ¿hay algo de cierto en este cuento de viejas?
La realidad es que nadar inmediatamente después de una comida ligera o un refrigerio es perfectamente normal (¡uf!). Puede ser buena idea tomar un descanso antes de nadar si la comida es abundante y tú o tu hijo se sienten aletargados, pero no por un peligro digestivo. Al contrario, una persona somnolienta podría estar menos atenta a su entorno y reaccionar con mayor lentitud ante el peligro. Del mismo modo, el riesgo de ahogamiento aumenta si consumes alcohol, así que ten mucho cuidado si tus actividades al aire libre incluyen bebidas alcohólicas. Dicho esto, puedes tomar otras medidas para asegurarte de que tú, tus amigos y familiares disfruten de un tiempo seguro en el agua. Aquí tienes cuatro maneras de prevenir problemas relacionados con el agua:
1. Esté preparado:
Inscriba a su familia en clases de natación y considere también clases básicas de primeros auxilios. Tenga a mano el equipo de emergencia y enseñe a su familia los procedimientos de seguridad adecuados. Asegúrese de sacar los juguetes del agua después de usarlos para evitar que un niño intente recuperarlos y se resbale cuando usted no esté cerca.
2. Aumentar la conciencia:
Nunca deje que los niños naden sin supervisión. Vigile a los niños en todo momento. Infórmese sobre los peligros de los desagües de las piscinas y anote dónde se encuentran en la piscina que esté usando. En otras zonas acuáticas, preste atención a las advertencias sobre corrientes y resacas. Obedezca siempre a los socorristas y enseñe a sus hijos a hacer lo mismo. Están ahí específicamente para garantizar su seguridad y deben ser respetados.
3. Reducir el acceso:
Para evitar caídas accidentales al agua, instale vallas alrededor de las piscinas y otras zonas acuáticas al aire libre. También puede instalar un sistema de alarma que le avise si alguien entra en la zona cuando usted no está cerca. Para mayor seguridad, si tiene piscina, considere invertir en una cubierta con cierre. Esto es especialmente importante si hay niños pequeños cerca.
4. Prevenir enfermedades:
Enseñe a sus hijos a nunca tragar agua en piscinas, ríos, lagos ni en el océano. Ayude a mantener las piscinas más limpias acostumbrándose a lavarse o ducharse antes de nadar. Mantenga a los familiares enfermos (especialmente a aquellos con diarrea) fuera del agua y vayan al baño con frecuencia para evitar que gérmenes y otros contaminantes entren al agua.
Si sufre algún raspón, golpe o enfermedad mientras disfruta del agua, puede acercarse a su CareSpot más cercano para recibir tratamiento el mismo día. En caso de emergencias que pongan en peligro la vida, llame siempre al 911.